El nombre de nuestra Ampa


Juan de Mairena

En 1936, en las proximidades de la Guerra Civil, Antonio Machado

publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, 

apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. 


Lo componen una serie de ensayos que venía publicando en el 


Diario de Madrid a partir de 1934. Juan de Mairena se publicó 


por entregas en este periódico a partir del 4 de noviembre, y 


después en El Sol, desde el 17 de noviembre de 1935 hasta la 


edición de los artículos en forma de libro, en mayo de 1936. Luego, 


Machado continúa la publicación de las prosas de Juan de 


Mairena en la revista mensual Hora de España, desde su primer 


número en enero de 1937 hasta el último en octubre de 1938. Este 


volumen muestra que el autor es uno de los más originales prosistas 


del siglo XX. Aquí Machado utiliza como representante de sus 


pensamientos a uno de sus dos poetas "apócrifos", inventados a 


finales de los años veinte (el otro es Abel Martín). (Enciclopedia 


Libre Universal en Español).

El termino “autor apócrifo” significa un autor ficticio o de la 

autenticidad cuestionable, y en el caso de Juan de Mairena está 

representado en la figura del profesor informal. De hecho, él es una 

auto caricatura del propio Antonio Machado. Los pensamientos de 

Juan de Mairena reflejan las ideas de Machado.


Según José M. Valverde, Antonio Machado define su protagonista 

apócrifo así:

Juan de Mairena es un filósofo cortés, un poco poeta y un poco 

escéptico, que tiene para todas las debilidades humanas una 

benévola sonrisa de comprensión y de indulgencia. La gusta 

combatir el snobismo de las modas en todos los terrenos. Mira las 

cosas con su criterio de librepensador, en la más alta acepción de la 

palabra, un poco influido por su época, la de fines del siglo pasado, 

lo que no impide que ese juicio de hace veinte o treinta años pueda 

seguir siendo actual dentro de otros tantos años.

José M. Valverde nos dice también, que la creación de los apócrifos 

había sido un recurso de Antonio Machado para manejar unos 

sistemas de conceptos que, personalmente, él no podía presentar 

con certeza, pero que le parecía que debían ser expuestos de una 

manera o de otra (Valverde, 12, 27).

Es muy importante poner a Juan de Mairena en contexto 

histórico. Durante los años de la Segunda República (1931-1939) se 


intentan hacer unos cambios en el país en su dinámica social y 


política, pero se encuentran con toda clase de dificultades y 


problemas. Las clases más altas no quieren una reforma que les 


arrebate su poder y prefieren seguir con el sistema tradicionalista. 


Toda la desavenencia popular se desembocó en la Guerra Civil 


(1936-1939). Esta fue la peor solución, ya que enfrentó a españoles 


y provocó un atraso de España que duró hasta el final de la 


Dictadura de Franco (Sotelo, 2).

En esta época se produce el apogeo de la burguesía, mientras que el 


proletariado sigue viviendo en una situación pésima ampliada por la 


progresiva industrialización. Nacen los movimientos sociales: 


movimientos intelectuales regeneracionistas que, conscientes del 


retraso de España, propugnan una serie de cambios culturales y 


materiales para que España renazca y salga de la crisis en la que 


estaba sumergida y movimientos proletarios de ideología anarquista 


o socialista. En este fondo político aparece Juan de Mairena


modelo de la superioridad más noble y digna del pensamiento de la 


tradición liberal española.

Machado coincide con otros miembros de la generación del 98 en la 


crítica del Gobierno de España. Esto lo vemos en su escepticismo y 


pesimismo en el apartado de Juan de Mairena en nuestro libro, 


cuando un alumno de Mairena desarrollando el tema en la clase de 


oratoria política dice, que España merece que sus asuntos se 


resuelvan favorablemente. Después de esta frase, el maestro, Juan 


de Mairena, no le deja continuar y le para con las palabras, “Ya ha 


dicho usted bastante, señor Rodríguez. Eso es toda una declaración 


de gobierno, casi un discurso de la corona” (López, 123). Aquí se 


siente cierta fe nihilista de Machado en su actitud pesimista y 


desilusionada con el Gobierno Español que coincide con el 


desengaño de Pío Baroja después de la crisis del 98. El pesimismo 


existencial de Baroja lo encontramos en Vidas Sombrías, donde él 


expresó que no se siente fe en el porvenir de España, aun Dios no le 


oye, “Los hombres, en su jaula, han gemido, han rezado, han 


gritado tanto, que han vuelto sordo al amo, al amo de la jaula. Por 


eso no nos oye”.

Tomando en cuenta que Miguel de Unamuno fue “el maestro” de 


Antonio Machado, se siente una influencia de Unamuno en el 


pensamiento de Machado, aunque el último expresa sus ideas a 


través de humorismo y no denota tanta tristeza en su prosa como en 


la prosa de Unamuno. La misma frase que usa Juan de Mairena con 


su alumno que demuestra su apoyo al Gobierno me recuerda la 


preocupación de Unamuno con España. Aunque Machado no 


comparte la nostalgia de la Edad Media con Unamuno, Unamuno 


comparte el pesimismo sobre el futuro de España con Machado, 


“No hay porvenir; nunca hay porvenir” (López, 76).



Nunca, nada, nadie. Tres palabras terribles; sobre todo la última. 


(Nadie es la personificación de la nada.)…-habla Mairena a sus 


discípulos” (López, 123). ¿De qué está hablando Machado? ¿De 


tiempo? ¿De la vida? ¿De la identidad? Quizás sí, pero en mi 


opinión, Juan de Mairena está hablando sobre la muerte. Sus 


reflexiones sobre la muerte están conectadas con las 


preocupaciones sobre el tiempo. Puede ser que Antonio Machado 


esté insinuando la Guerra Civil. El hombre según de naturaleza 


tiene que tener miedo de la muerte, pero como Juan de Mairena 


dice, “El hombre, sin embargo, se encara con ellas, y acaba 


perdiéndoles el miedo…” (Lopez, 123). La muerte que todo lo 


apaga y que transforma a alguien en nadie, y a nadie en nada, y con 


tiempo a nada en nunca. Otros pueden argüir que Machado en este 


apartado está hablando del tiempo. Machado entiende el tiempo 


como algo vivo y personal, puede ser que el tiempo esté afectado 


por la muerte de la misma manera que la persona. La importancia 


de las palabras “nunca, nada, nadie” también preocupa otros 


miembros del 98. Por ejemplo, Pío Baroja comparte sus 


pensamientos sobre estas palabras en su obra Baroja, No Serás 


Nunca Nada. Otro escritor que maneja estas palabras es Miguel de 


Unamuno en el Sepulcro de Don Quijote, cuando escribe, “A 


nadie le importa nada de nada” (López, 75).

A través de las páginas de Juan de Mairena. Sentencias, 

donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo, Antonio 


Machado habla sobre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la 


política y la filosofía. Usa una gran variedad de tonos, que van 


desde la aparente superficialidad hasta la gravedad máxima, 


incluyendo la ironía, la gracia, el humor, escepticismo, etc.

Lo que más me gusto de Juan de Mairena es su humorismo, 


aunque es un humor lleno de la ironía y escepticismo y es casi una 


expresión amarga sobre las fallas de España y la monarquía en las 


primeras décadas del siglo XX. El uso de las notas de un profesor 


apócrifo demuestra la habilidad e inteligencia de Antonio Machado. 


Aunque, Juan de Mairena es un texto bastante politizado, la 


noción que Juan de Mairena es un personaje ficticio no llamó la 


atención de la censura.
Bibliografía
1. Antonio Machado. Enciclopedia Libre Universal en Español. http://enciclopedia.us.es/wiki.phtml?title=Antonio+Machado(12/28/03)
2. López, Agustín Muñoz-Alonso. Antología de la Generación del 98. Santillana: Madrid, 1997.
3. Sotelo, Adolfo. Antonio Machado, Prosas Dispersas.http://www.literateworld.com/spanish/2002/portada/apr/w02/antoniomachado.htm
4. Valverde, José Maria. “Introducción Biográfica y Critica”. En Antonio Machado. Juan De Mairena: Sentencias, Donaires, Apuntes y Recuerdos de un Profesor Apócrifo (1936). Editorial Castalia. Madrid, 1971.

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